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Review: I Am Still Music Tour (Lil Wayne, Rick Ross, Keri Hilson, Fareast Movement, Lloyd)

2 números 1 y 14 Top 10 en el Billboard Hot 100, la lista general. 7 primeras posiciones y 22 Top 10 en la de Rap. 7 #1 y 27 Top 10 de la lista de R&B y Hip Hop. Y no están todos los que son.

Lil Wayne

Esa es la munición que presenta el I Am Still Music Tour encabezado por Lil Wayne junto a Rick Ross, Keri Hilson, Fareast Movement y Lloyd, que llegó al Hard Rock Pavillion de Albuquerque el pasado 31 de agosto.

Con puntualidad exagerada, aún no eran las 7 de la tarde, hora prevista para el concierto, y ya estaba Lloyd en el escenario a ritmo de «Be The One» el que será 4º single de su «King Of Hearts» y un tema eléctrico para empezar la velada.

Una media hora estuvo el de Atlanta sobre el escenario, en la que dio un repaso a temas de todos sus discos, y a los singles del nuevo. Me quedó una buena impresión de su actuación, tiene un rengo vocal mayor del que yo pensaba, y la verdad que una de las atracciones para mí era comprobar si se mantenía en directo el encanto de las voces de Lloyd, Ross y Wayne, tres de las más particulares y reconocibles del panorama, y la verdad es que sí, que su interpretación no decepciona.

Tras una pausa bastante corta y razonable para un evento de este tipo, aparecieron los Fareast Movement al ritmo del último single de «Free Wired», «So What?». Un set más corto que el de Lloyd, ya que apenas estuvieron 5 canciones. Mucha energía, aprovecharon el ser un cuarteto para estar omnipresentes en el escenario, y fueron los responsables de el primer momento en que la gente empezó a poner energía en el concierto: usaron el «All of the lights» de Kanye como intro para el «Like a G6», que puso a toda la gente presente a bailar.

Yo creía que toda la alineación era lo suficientemente buena para no perderse nada desde el principio y disfrutar durante toda la tarde, pero el público fue apareciendo y animando in crescendo, y muchos no habían ni llegado al Pavillion durante las dos primeras actuaciones. Además, tampoco ayudó que pinteara un poco durante estas actuaciones, ya que el recinto está al aire libre, sin mucho refugio posible.

Cerraron el set con el precioso «Rocketeer» con un Lloyd que salió a escena para hacer de Ryan Tedder y ya habíamos consumido una hora cuando llegó el siguiente turno.

Y ya con una mayor ambientación, un tremendo cartelon indicándonos que «No Boys Allowed» y dos bailarinas acompañándola, salía a escena la diva de la gira, Keri Hilson. Empezó con «Gimme What I Want» manteniendo la tónica de abrir fuerte y repaso 6 canciones en total de su último álbum. No faltaron los temas con los que empezó su carrera: «Energy», «Turnin’ Me On», «Knock U Down» o su parte del «The Way I Are» mezclada con el «Sweet Dreams».

Keri Hilson

Mucha actitud, una boca grande sin miedo a expresarse como cualquier otro rapero hubiera hecho, y sin dejar de bailar, me encantó especialmente cuando concatenó «Lose Control» y «One Night Stand», las dos mayores joyas del «No Boys Allowed» rezumando sensualidad, primero con su baile al ritmo del «shake, wine and roll» y después sentada en las escaleras del escenario haciendo subir la temperatura ahora que el sol había ya caído.

Cerró su parte con el «Pretty Girl Rock» en el que aprovechó para subir a sus fans VIP a cantar con ella en el escenario y pudimos comprobar como no todo el mundo está preparado para subirse a un escenario, y se metió en el bolsillo al público masculino, pero sobre todo al femenino que se identificó perfectamente con Ms.Keri.

Pasadas las 8:30 subía al escenario el gran, gran, y mucho más grande aún visto en directo Rick Ross. Mientras que el resto de artistas que aparecieron hasta ahora tenían una pequeña banda acompañando al DJ, o en el caso de Keri, incluso, bailarinas, Rozay se subió al escenario solo con su DJ detrás y un enorme cartel con el título de su próximo disco: «God Forgives, I Don’t», del que por cierto, no dio ningún adelanto.

El primer tema de su actuación fue el remix del «Hustle Hard» de Ace Hood en el que colabora Ross y que sirvió de puente para seguir con la temática en el «Hustlin'»

Rick Ross

Con la para mí, deslucida idea, de mantener la voz grabada por debajo de su voz, y más en su caso, que la profundidad de su voz inundaba el recinto, Ross tenía donde elegir para su repertorio y se quedó con los temas más contundentes, dejando fuera las colaboraciones más cercanas al R&B como el «Here I Am», el «Speedin'», el «Magnificent» o el «All I Really Want».

Con el «I’m On One», «Aston Martin Music» o «BMF» muy bien recibidos por el público, alternando comentarios sobre como él y su éxito se han hecho a sí mismos, su show fue sin duda alguna el más apático y menos trabajado de la noche, cosa que a la gente, que ya estaba viendo a Weezy cada vez más cerca, poco le importó.

A las 9:30, y tras una espera un poco mayor, ya que el de Lil Wayne era el concierto grande y el que llevaba más tiempo de montar, ya que añadieron una pantalla gigante, Weezy fue el único que empezó su concierto en un tono más oscuro con el «No Love». Medias hasta las rodillas, pantalones caídos, la preciosa sudadera de los Albuquerque Dukes y un monopatín para darse alguna vuelta por el mini half-pipe que habían instalado en el escenario, Weezy provocó el delirio entre todos los presentes.

Emocionado al ver la locura generalizada, Wayne no paró de dar las gracias al público por apoyarle y les recordó que no sería una mierda sin ellos. Muy activo, y dispuesto a conversar con las primeras filas entre canción y canción, Lil Wayne se movía en su salsa. A veces mientras cantaba cogía el monopatín, que claramente, está muy muy lejos de dominar y se deslizaba por el escenario. Otras veces se ponía juguetón con las bailarinas que se le acercaban, incluso, vestidas de policía con poca ropa para ambientar el «Ms.Officer». Y no perdía una oportunidad de vacilar, fardar o incluso hacer desplantes delante de un público dispueso a permitirle de todo.

Poco a poco todos los miembros de Young Money, a excepción de, por supuesto Drake y Nicki Minaj, y Tyga, que está de gira con Chris Brown fueron saliendo: Mack Maine para el «Got Money», Shanell para asistir con el «Motivation» de Kelly Rowland y también para cantar algún tema propio y dar unos minutos de descanso a Wayne, Baby que salió a hacer el Birdman en «Fire», y Maine de nuevo junto a Jae Millz y Gudda Gudda para el «Every Girl» y el «Bedrock».

Lil Wayne

Pese a su amplia trayectoria que data del año 99, el tema más lejano que interpretó fue el «Go DJ» de 2004, y ya el resto del concierto fueron todas del 2008, el año de «The Carter III», para adelante. Es impresionante comprobar el repertorio que ha acumulado en apenas un trienio y que le dio de sobra para aguantar este concierto, dejándose aún muy buen material en el tintero. Y también se permitió coger la guitarra para interpretar un par de canciones del «Rebirth» aquel álbum rockero que sacó, pero la verdad, no sabemos como toca, porque en ningún momento se le dejó hacer un solo o nada parecido. Por todo lo que sabemos, su guitarra podía estar desenchufada.

Por cierto, de Carter IV solo repasó los tres singles hasta ahora y «Nightmares on the bottom» pese a que el disco llevaba ya 3 días en el mercado. Es normal que con un disco tan reciente, y teniendo en cuenta que la gira ya lleva unos meses funcionando y parece difícil cambien el repertorio, se alejen del último disco, pero fue una pena no haber escuchado el próximo single, el «She Will».

Tampoco dejó ningún recadito para Jay Z ni para Beyoncé, a no ser que alguien piense que el «I am Dwyane Michael Carter Jr, and I am the best rapper alive» con el que se despidió se lo puede tomar de manera personal Jigga.

Para cerrar el concierto antes de volver para dejar el «6 Foot 7 Foot» como bis, cantó a capella la primera estrofa de «Nightmares on the bottom», uno de los temas más personales de Carter IV, y se cabreó bastante con la parte del público que hacia ruido mientras él se confesaba ante nosotros.

Como nota negativa me decepcionó no ver más interacción entre los artistas de la gira, pese a que han colaborado mucho entre ellos, (especialmente Ross y Wayne), la simbiosis se redujo a un par de estribillos cantados por Lloyd. Especialmente decepcionante es ver como en temas como el «I’m On One», cada uno cantó su parte por separado. Otros como el «You» de Lloyd o el «Turnin’ Me On» de Keri Hilson quedan más cojos aún, sabiendo que Wayne está entre bambalinas.

Luego, en la parte de Ross, que como ya digo, fue la más sosa, hubiera cambiado el repertorio para hacer sitio al «Speedin'» o al «Push it», y otra decepción fue que teniendo a Ross, Wayne y Baby, no se marcaran el «We Takin’ Over».

Así que en resumen, I Am Still Music Tour no destaca por ser una gira innovadora, ni diferente, ni trabajada en el aspecto estético. Los músicos apenas aportan porque no se les dio cuerda en ningún momento. No hubo versiones, referencias, virtuosismos, nada. Pero funciona porque lo que al fin y al cabo sujeta el chiringuito es la música y la comunión con el público. Y de eso les sobra. Llegando a las 11 de la noche, después de 4 horas de música, Wayne tenía el vello de punta casi susurrando a capella «Attention all shooters, I’m a shooting star». Fue curioso, porque en ese momento, miré al cielo, y vi una estrella fugaz. El resto del mundo prefirió mirar a la estrella fugaz que tenían a ras de tierra.

(Fotos cortesía de Kiss FM 97.3)